CRONICA FINAL

jueves, 15 de julio de 2010 21:34 | Posted by Luis Alfonso Maldonado Utria

EL CARÁCTER DE NUESTRA PRIMERA INDEPENDENCIA

El carácter de la primera independencia de Cartagena de indias, es similar a la del resto de las naciones americanas ,es decir fue una revolución anticolonialista y de liberación nacional, cuyos autores más significativos fueron las masas populares organizadas en el ejército popular libertador, bajo el liderazgo de la dirigencia criolla, actores quienes comprometieron sus bienes, familiares y la propia vida.
No obstante Elles (1992) es más amplio con esta caracterización:
“…, nuestra revolución de independencia fue inconclusa: Esta fue una revolución política que permitió romper los lazos con la tiranía del imperialismo español; no fue una revolución social, por cuanto no permitió la liberación social de los sectores oprimidos y explotados (especialmente el esclavo) quienes continuaron su existencia en formas infrahumanas”
La burguesía  cartagenera se torno más opresora y explotadora que el invasor español. La libertad de los esclavos solo vino a decretarse el 21 de octubre de 1850, acogiendo la ley del 22 de junio del mismo año. Para el efecto se estableció una “Junta local de manumisión” que debía: oír las reclamaciones de los esclavos y designar los que deban ser libertados, prefiriendo en primer lugar a los más honrados, laboriosos y útiles y que hubiesen manifestado mayor fidelidad a sus dueños; en segundo lugar a los que probaren que tienen con su trabajo medios legítimos de subsistencia; en tercer lugar, a los que contribuyan con alguna suma par su manumisión”.
El gobernador de la provincia era el general Tomás Herrera, su secretario de gobierno Rafael Núñez  Moledo
Pese a ello, se dieron las bases para la desproporcionada desigualdad social, existente hoy en la neocolonial  Cartagena de Indias.
Más aun: concluido el yugo colonial español la burguesía cartagenera no quiso ni pudo mantener la primera independencia: se implanto la dependencia semicolonialista inglesa, que perduró hasta 1930 aproximadamente; Cartagena era desde aquella época, en el siglo XIX,parte integral de la república de la Gran Colombia, la gran utopía de Simón Bolívar.

QUINTA CRONICA

miércoles, 7 de julio de 2010 20:12 | Posted by Luis Alfonso Maldonado Utria

QUINTA CRONICA


LA LIBERACION DEFINITIVA FRENTE A ESPAÑA
A la expedición pacificadora y el régimen del terror impuesto por los chapetones,los patriotas del Nuevo Reino de Granada respondieron con la campaña libertadora que realizo el ejército popular libertador conformado por:
Ø  Representantes de la dirigencia criolla, liderada por Simón Bolívar Palacios, Francisco de Paula Santander, José María de Córdova, Atanasio Girardot, José Antonio de Sucre, Mariano Montilla,yJosé Prudencio Padilla entre otros.
Ø  Legionarios de Inglaterra
Ø  Indios, mestizos, mulatos y zambos
Ø  Negros libres
Ø  Esclavos libertos, que abrazaron la causa independentista a cambio de la libertad.
El ejército popular libertador, desafiando las fuerzas de la naturaleza, enfrentando a las tropas realistas, logró consolidar la primera independencia de la Nueva Granada en las batallas significativas del Pantano de Vargas y de Boyacá, el 7 de agosto de 1819.
Consolidada la libertad de este territorio el ejército patriota reinició la liberación de Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, haciendo realidad la utopía política y social de Simón Bolívar y de los pueblos suramericanos.
Derrotado en la práctica, sin posibilidad de recibir apoyos de España por la penuria económica, y por la oposición a la guerra contra América, desatada por el desarrollo de la revolución liberal que lideró el general Rafael Riego en 1820, se firma un armisticio y un tratado de regularización de la guerra, los cuales establecen los siguientes acuerdos con los documentos que reproduce Quintero (2005).
·         Tratado de armisticio en Ciudad  Trujillo, Venezuela ,25 de noviembre de 1820.
Artículo 1:Tanto el ejército español como el de Colombia suspenden sus hostilidades de todos lados, desde el momento que se comunique la notificación del presente tratado sin que pueda continuar la guerra, ni ejecutarse ningún acto hostil entre las dos partes,  en toda la extensión del territorio.
Artículo 2: La duración de este armisticio será de seis meses contados desde el día que será ratificado.
Artículo 3: Las tropas de ambos ejércitos permanecerán en las posiciones que ocupen al acto de intimárseles la superación de hostilidades.
Artículo 10: la plaza de Cartagena, tendrá la misma libertad que la de Maracaibo, con respecto al comercio interior y podrá proveer de él durante el armisticio para su población y guarnición (pp. 551-554).
Tratado de regularización de la guerra en ciudad Trujillo ,Venezuela 6 de diciembre de 1820
Deseando los gobiernos de España y de Colombia manifestar al mundo el horror con que ven la guerra de exterminio que ha devastado hasta ahora estos territorios convirtiéndolos en  un teatro de sangre… han convenido y conviene:
Artículo 1: La guerra entre España y Colombia se hará como la hacen los pueblos civilizados, siempre que no se opongan a las prácticas de ellos a algunos de los artículos del presente tratado  que deber ser la primera  y más inviolable regla de ambos gobiernos.

firmado el armisticio, Morillo se dirige a España donde su trabajo en América, será controvertido ; sin embargo, se le hacen importantes designaciones de poder.
De esta manera, España reconoció la existencia de la nueva nación, que había nacido con la gesta libertaria, creada desde 1819 en el Congreso de Angostura (Venezuela), nación a la cual la dirigencia criolla denominó  la Gran Colombia, formada por Nueva Granada (Hoy Colombia),Venezuela y Ecuador.
Desde entonces, Cartagena de Indias, aún en poder de los chapetones, pasó a ser parte de la nueva república, a la cual habían reconocido (1820) los gobiernos de Estados Unidos de América y de Inglaterra.
Mas si la firma del armisticio (Nov. 25 de 1820) había establecido que Cartagena siguiese en el poder de los realistas, es cierto, también ,que el ejército popular libertador había establecido ahora un nuevo sitio a la ciudad, un sitio de los patriotas para logar la liberación definitiva
Una visión retrospectiva, acompañados de Lemaitre (1983) permite, reconocer la crisis económica que vivió la plaza de Cartagena, entre 1816 y 1819, y la hostilidad del pueblo cartagenero sobreviviente al sitio, contra el gobierno español opresor, que ahora representaba el gobernador Gabriel de Torres y Velasco, políticamente más  atemperado que el Virrey Juan Sámano, quien huyó desde santa fe de Bogotá para refugiarse en Cartagena.
Tras el trascurrir del año 1819 y el avance de 1820, el Gobierno de Torres y Velasco sintiendo el paso de la crisis combina  la diplomacia y la guerra y la lucha contra los patriotas; en carta  a Bolívar, le expresa la imposibilidad ,según su criterio, de subsistir la nueva Nación sin el apoyo de España,a la cual Bolívar desde Barranquilla responde el 23 de Agosto que el pueblo de Colombia está resuelto, por no sufrir la mancha de ser español ,a combatir por siglos y por siglos contra los miserables españoles y aun contra los muertos si estos toman parte en la causa de España.
El Gobernador, entonces, el primero de Septiembre ataca de manera sorpresiva a Turbaco; un comando español baja por las Colinas de Cospique (Mamonal) cae sobre la población y asesina 125 patriotas  entre luchadores, niños y mujeres que se habían refugiado en la Iglesia.
Sin embargo, señala Zabaleta (1992), el triunfo se convirtió en derrota contra el ataque de la caballería patriota acampada en la finca La Rosita, al mando del Capitán Diego Lugo. En fuga los reclutas tuvieron (sic) que abandonar todo el parque capturado para poder escapar.
Las perdidas patriotas entre soldados,  y civiles sumaron 125 muertos según el informe del General Montilla, tal vez se esperaba capturar a Bolívar, pero éste había abandonado el pueblo, el día anterior. En estas circunstancias el ejército popular libertador acantonado en Soledad (Atlántico) con avanzada en el Pie de la Popa bajo el mando del venezolano Mariano Montilla, movilizaba sus tropas, recuperando territorios, y afirmando por tierra el cerco contra los realistas, cuyo último territorio era Cartagena de Indias.
Mas el armisticio ya referenciando que se firmó entre Bolívar y Murillo el 25 de Noviembre de 1820 no resistió los 6 meses  fijados de plazo.
Lemaitre (1983) afirma: que el 28 de enero de 1821 se rompe la tregua… y éste hecho desata de nuevo las hostilidades que en Cartagena se renuevan cuando 200 hombres salen de la plaza y ocupan a Lorica. Meses después el 4 de Mayo el general José Prudencio Padilla a través del Canal del Dique penetra a la bahía de Cartagena con una escuadrilla de 43 canoas bien armadas y tripuladas… en la bahía construyen baterías y se hace fuerte en Cocosolo, en Periquito y Caño de Loro cuya iglesia le sirve para atrincherarse. La situación de la plaza, y sobre todo de los castillos de Boca chica se torna así gravemente comprometida. (P.215).
El 24 de Junio,  el día de San Juan Bautista se produce el hecho más significativo de la situación definitiva, el cual se conoce en la historia local con el nombre de la “Noche de San Juan”, cuyo acontecer narra el propio almirante Padilla:
Mi escuadrilla se apostó en el Manzanillo a las 8 de la noche. A las 12 se retiró la ronda para ser relevada y aprovechando esta oportunidad seguí las aguas hasta llevar el enemigo al estrago, la muerte y el espanto, sacando por despojo el centro de los peligros, las lanchas, barcos y bongos situados en el Arsenal, y bajo las batería del Reducto, Cerro, Santa Isabel y Barahona y Baluarte de  San Ignacio, únicos buques de guerra con que contaba el enemigo Gobernador Torres, dejando a pique el Bergantín Andaluz y el Bongo numero 10. Lo horroroso del combate que se empeñó a lanza y a la espada precipitó la muerte a más de 100 soldados enemigos. (Informe de José Prudencio Padilla, al Coronel Mariano Montilla sobre los sucesos de la noche de San Juan. Reproducido por Lemaitre) (1983.p.216).
Días después del 5 de Julio de 1821 los chapetones del castillo de Boca chica se rinden, el 28 del mismo mes ,un bergantín americano con provisiones y víveres es tomado por Padilla frente al Baluarte de Santo Domingo; la situación llega a su punto más Crítico y el Gobernador Torres y Velasco resiste hasta el final y termina negociando una capitulación  ventajosa.
La referenciada capitulación se firmó el 22 de Septiembre de 1821 acordándose lo siguiente:
·         El no saqueo a los pueblos.
·         Libre emigración de quienes desearan y pudieron hacerlo.
·         El gobernador y suboficiales se embarcarían con sus armas municiones y equipajes para Cuba.
·         Canje de prisioneros.
·         Las fuerzas de Colombia no entrarían en la plaza si no después de haber partido el último soldado realistas.
Lemaitre (1983) narra el último episodio: … y así se cumplió junto a el gobernador Torres y Velasco con su gente se embarcaron por la playa de Santo domingo el día 10 de Octubre de 1821, y a las 8 am. de ese día, entraron 400 hombres a la Plaza de la Catedral, donde las tropas Españolas que estaban de servicio fueron  relevadas por los Colombianos, y a las 12 pm de ese mismo día fue entregado el Castillo de San Felipe, donde se arrió el pabellón español y se izó el tricolor colombiano, con el saludo de ordenanza y una salva de 21 cañonazos Cartagena era otra vez libre. Definitivamente libre (p217)
Elles (1991) afirma:
La dependencia colonial llegó a su fin
·         El último rey fue Fernando VII
·         El ultimo virrey: Don Juan Sámano.
·         El último gobernador: Gabriel de Torres y Velasco

CUARTA CRONICA

19:47 | Posted by Luis Alfonso Maldonado Utria
CUARTA CRONICA:



La reconquista española (Julio-Diciembre 1815) y el sitio de Cartagena de Indias.
El año 1815 es uno de los periodos temporales más aciagos de la historia de Cartagena de Indias, es el año de la Reconquista Española… “cuando arrojados los franceses a principios de 1814 y restaurado el monarca Fernando VII en el trono de España, se instituyo de nuevo el absolutismo y se buscó la reintegración del imperio español tanto en la metrópoli como en sus colonias de ultramar… por ello se consideró necesaria la sumisión absoluta e inmediata de los vasallos americanos y la negación de todo tipo de autonomía o independencia absoluta. En la política española surgió el militarismo como forma de reacción entre los revolucionarios americanos y el único medio para la restauración de las instituciones españolas” (Ocampo, 1984, p. 205).
Para lograr este propósito la corona española, organizó la “Expedición Pacificadora” bajo el mando del veterano general Pablo Morillo y Morillo, cuyo ejercito de más de diez mil soldados inició la reconquista de Venezuela en abril de 1815.
El ejercito “pacificador” desembarcó en el fortín realista de Santa Marta el 23 de julio 1815 y desde allí preparó el ataque sobre Nueva Granada. A fines de agosto del año referenciado el ejercito español sitió por mar a Cartagena “desde Punta Canoa al norte, hasta más allá de Bocachica. No obstante, el bloqueo distó mucho de ser perfecto y en varias ocasiones los sitiados consiguieron burlarlo” (Quintero, 2005, p. 288).
El cerco por tierra se completó el 7 de septiembre, sellando así la suerte de la plaza, cuyos defensores, en reiteradas oportunidades trataron de burlarlo con resultados negativos.
Por ello en el mes de diciembre la situación era por demás de insoportable:
La falta de alimentos llevó al pueblo cartagenero a consumir no solo las mascotas de la época sino también a las ratas, caballos, hierbas y cueros los cuales fueron insuficientes para calmar la hambruna desatada por la falta de viveres, acaparados también por la dirigencia criolla.
La falta de agua potable y los muertos insepultos desataron enfermedades y la peste que diezmaron aun más a los cartageneros. (Liévano en los Grandes Conflictos sociales y económicos de nuestra historia, 2002).
Citando a O’leary y Restrepo de manera respectiva, escribe:
… “Los primeros días de diciembre fueron horribles sobre toda exageración; la guarnición no era sino una sombra; los centinelas caían muertos en sus puestos y los oficiales ya no podían cumplir con el servicio”…
… “El 4 de diciembre llego a 300 el numero de personas que murieron de hambre en las calles. Todas las guarniciones de los fuertes, castillos y baluartes se habían disminuido en extremo; en los hospitales se hallaban literalmente amontonados los hombres semivivos sin más esperanzas que la muerte, pues cada familia se hallaba reducida a igual estado. Sin embargo, no amaneraba la constancia de los sitiados que preferían morir antes que rendirse”… (p.p. 798, 799).

Tomó la ciudad, encontrando el escenario que a continuación narran varios testigos de los hechos, citados, por Lemaitre (1983) de la siguiente manera:
El pacificador decidió tomar posición de la ciudad abandonada, donde hizo su entrada el día 5 de diciembre. He aquí el pavoroso cuadro de ruinas, muerte y desolación que encontró: “la ciudad presentaba – le escribió el mismo al ministro de guerra de España – el espectáculo más horroroso a nuestra vista.  Las calles estaban llenas de cadáveres que infestaban el aire y la mayor parte  de la plaza.
De su parte, el comandante de la escuadra española,  D. Pascual de Enrile, describió aquel mismo cuadro del siguiente modo: “no es posible que pueda expresar  a V.E. el estado horroroso en el que se ha encontrado la ciudad… han muerto de hambre más de dos mil personas, y las calles están llenas de cadáveres que arrojan una fetidez insoportable”.
Por su parte, D. Francisco de Montalvo, a quien Morillo nombraría poco después virrey de la Nueva Granada, dejó dicho en su relación de mando, que “el aspecto horrible que dejóla ciudad a nuestros ojos no se puede describir exactamente. Cadáveres por las calles y casas, unos, de los que acababan de morir al rigor del hambre, y otros de los que habían expirado dos o tres días antes, y que por ser en número considerable, parece no hubo tiempo para sepultarlos, otras personas próximas a fallecer de necesidad; una atmosfera sumamente corrompida que apenas permitía respirar; nada, en fin, se dejaba notar en estos infelices habitantes sino llanto y desolación”.
Y el capitán Rafael Sevilla, a quien atrás hemos citado, refirió así en sus memorias aquel espectáculo dantesco: “Morillo había mandando a sus oficiales de Estado Mayor a prevenir a todos los jefes del cuerpo que no se hiciese daño ni se maltratase a vecino alguno que no opusiera resistencia; únicamente exigían la entrega de las armas, bajo la pena de muerte. Pero no era menester esta amenaza para hacérselas entregar… pues no podían con ellas. No eran hombres, sino esqueletos; hombres y mujeres, vivos retratados de la muerte, se agarraban a las paredes para poder andar sin caerse: tal era el hambre horrible que habían sufrido. Veintidós días hacia que no comían otra cosa que cueros remojados en tanques de tenería. Mujeres que habían sido ricas y hermosas; hombres que pertenecían a lo más granado de aquel entonces opulento centro mercantil de ambos mundos; todos aquellos sin distinción de sexo ni clases que podían moverse, se precipitaban, empujándose  y atropellándose, sobre nuestros soldados, no para combatirlos, sino para registrarles las mochilas en busca de un mendrugo de pan o de algunas galletas. Ante aquel espectáculo aterrador, todos nuestros compatriotas se olvidaron de que aquellos asesinos de sus compañeros, y no solo les dieron cuantos artículos de comer llevaban, los que devoraban con ansiedad aquellos desgraciados, cayendo muchos de ellos muertos así que habían tragado unas cuantas galletas, sino que se improviso rancho para todos, y sopas para los que no podían venir a buscarlas”
Y prosigue así el Capitán Sevilla su horripilante relato: “El mal olor era insufrible como que había muchas casas llenas de cadáveres en putrefacción. El grueso de nuestro ejército no entró hasta el siguiente día 6 de diciembre. Las armas fueron entregadas sin dificultades, pero los cañones en número de más de mil, habían sido clavados, y la pólvora derramada en los pozos y cisternas. Lo primero  que dispuso el General Morillo, una vez en la plaza, fue que por la tropa y los paisanos que pudiesen trabajar, se abriese una gran fosa y enterrasen a aquellos montones de cadáveres que infestaban la población. Muchas carretadas llenas de ellos se sacaron de las casas, depositándolas en la fosa común; pero por grande que fuere el zanjón que se hizo, no pudo contenerlos a todos, y hubo que llevar muchos en piragua para arrojarlos al mar. El cirujano mayor mandó una vasija en cada casa donde se habían sacado los muertos, con varios ingredientes de fumigación; para desinfectar aquellas cubrió con el humo aquel sahumerio”
Y, en fin, para terminar estas patéticas relaciones de testigos de vista de lo que en Cartagena hallaron los vencedores a su entrada en la ciudad, añadamos la versión que, años después, dio  de este episodio cierto súbdito ingles, el Sr. Michael Scott, quien habiendo naufragado por esos días cerca de Galerazamba, fue detenido como sospechoso por los españoles, y llevado a Torrecilla, y como tal o sea en calidad de prisionero, entró con las tropas de Morillo a la ciudad sitiada.
Dice así Scott: “apenas me había formado idea de los horrores de un sitio por las descripciones que habían oído, mas la realidad de la escena, aun para mi, que acababa de pasar tan crueles penalidades, fue horrible . Entramos  por la puerta del arrabal ( o sea de la Media Luna) y desfilamos a través de lúgubres escombros; los acordes de las músicas marciales resonaron entre aquellas ruinas con fúnebres ecos… llegamos a la puerta principal (La Boca del Puente)   que hallamos también abierta y con el puente levadizo tendido; bajo el arco abovedado vimos a una mujer de aspecto al parecer distinguido , casi en los huesos, y débil como una criatura, recogiendo algunas basuras asquerosas cuya posesión le habría querido disputar un gallinazo. Un poco más adelante los cadáveres de un mísero anciano.
Una vez tomada Cartagena de Indias,  los ejércitos chapetones continuaron  la reconquista del territorio del Nuevo Reino de Granada implantando el denominado “régimen del terror”, que eliminó a docenas de miles de luchadores populares, y a toda una generación de dirigentes políticos revolucionarios :los criollos.
Muestra de ello fueron los asesinatos de Antonio Santos y Policarpa Salvarrieta, Antonio Baraya, Liborio Mejía, Antonio Villavicencio, Francisco José de caldas (El sabio) Joaquín Camacho, Jorge Tadeo Lozano y Camilo Torres.
En Cartagena de indias, el 16 de febrero de 1816 fueron fusilados los posteriomente denominados  “Mártires de Cartagena”:
·         Manuel del Castillo (Cartagenero)
·         Martin Amador (Cartagenero)
·         Pantalón Germán Ribón (Momposino)
·         Santiago Stuart (irlandés)
·         Antonio José de Ayos (Cartagenero)
·         José María García de Toledo ( Cartagenero)
·         Miguel Díaz Granados (Samario)
·         Manuel de Anguiano (Español)
·         José María Porto Carrero (Bogotano)
Los sucesos posteriores están compilados en una síntesis magistral de Ocampo (1984)
Las expediciones de la reconquista invadieron el país por el Chocó, Antioquia y Cauca, el Rio Magdalena y por Ocaña. El régimen del terror lo ejerció Morillo y su ejército  a través de los tribunales, como fueron, el Consejo de Guerra permanente encargado de dictar sentencias de muerte contra los independentistas; el Consejo de Purificación, juzgaba a quienes no eran merecedores de la pena de muerte ,y finalmente, la pena de secuestros, la cual embargaba y confiscaba los bienes de los revolucionarios.
A estos órganos de terror, se unió también la Inquisición la cual, regresó con las tropas de Morillo y se reinstaló, con sus aparatos de represión.
El obispado de Cartagena, cuya cabeza había dejado vacante el obispo revolucionario Juan Fernández de Sotomayor y Picón, fue ocupada por el inquisidor Odériz, agente principal de las nuevas circunstancias de persecución que había suspendido el régimen revolucionario y los patriotas: el pueblo  raso y sus dirigentes
Los sucesos posteriores están compilados en una síntesis de Ocampo (1984). Las expediciones de la reconquista invadieron el país por el Choco, Antioquia, Cauca, el rio Magdalena y por Ocaña. Cada ciudad deploraba la muerte de sus principales hombres y por todas partes  se levantaba el patíbulo y se llenaban los calabozos; la simpatía inicial de los granadinos a la expedición pacificadora cambió radicalmente cuando el régimen del terror se proyectó implacablemente en los granadinos. Fue entonces cuando surgieron las güerillas populares y se abrió paso firme para la llegada del ejército libertador de Bolívar y Santander.